No importa quién seas. Tampoco lo que has vivido. O lo que estés viviendo.
Y mucho menos, todo lo que te has creído acerca de ti. No importa lo que te hayan dicho. Tampoco lo que tú te has dicho de ti. No eres tan sólo eso. Eres mucho más. Eres un ser que habita en esta vida con una función única, con un cuerpo único, con una esencia única.
El viaje de tu vida te invita a poder ser descubierta/o. A poder adentrarte a ir desnudando el personaje ficticio y descubrir el ser interior que llevamos cada uno de los que estamos experimentando una experiencia humana. Utilicemos el sufrimiento como la llave que abra la puerta de otra realidad. Donde las cosas las veamos con otros ojos y donde no hagamos tanto caso a nuestra mente juiciosa. Donde nos dejemos llevar por las corazonadas, vivamos la vida y no la pensemos desde el miedo. ¿Porque intentamos controlar la vida? Cuando la vida es. La vida da. De echo nos dio.
Donde dejemos que el miedo nos acompañe como parte de nuestra experiencia, pero donde no dejemos que sea el freno de nada. El miedo nos niebla ante la luz de nuestra propia vida. No es rápido y tampoco fácil descubrir de qué va esto. Y tampoco experimentar según que dolor. Ahora, es la aventura más increíble a la que nos podemos embarcar.
Por cierto, si así lo decides, que sepas que el barco ya lo tienes, eres tú. El mar también está ahí, es tu vida. Y no nos engañemos, en el mar muchos días hay olas y grandes tormentas. También las tienes, se llaman miedos. Pero no importa, con un gran motor el barco estará siempre en movimiento y manteniendo su viaje.
El motor también lo posees, se hace llamar amor, pasión y confianza en uno mismo.
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