Hoy es un día donde hecho la vista hacia atrás y pienso, ¿Que he aprendido en este último año?
Ya que mi mirada se enfoca especialmente en el auto-conocimiento y en la dilución del sufrimiento humano, me gustaría compartir algunas cosas que si he empezado a poder ver. Si nos paramos un segundo a mirar alrededor y atender nuestro propio cuerpo, de lo primero que te das cuenta es de que estas vivo y que estás viviendo una experiencia humana. En esa experiencia humana, ocurren diferentes situaciones, emociones, vivencias y estados. Pero al final, ahí estamos, viviendo todo lo que estamos viviendo. Siendo los protagonistas de nuestra propia historia de vida.
Una de las cosas que empecé a plantearme hace un tiempo es el cambio de enfoque de algunas situaciones. Enfocar todo lo duro, difícil o complejo de vivir, como un lugar donde poner mi difícil y poco usada, ignorancia, y a partir de ahí, ver día a día que me muestra como persona, como emociones a sentir y como lugares donde no había mirado y por lo tanto, donde seguía tropezándome y haciéndome daño.
Esto te lleva a empezar un camino, donde con un cuerpo adulto, y una disposición de niño, te expones a estar en continuo asombro y aprendizaje. Claro está, que caeremos de la bicicleta, nos darán alguna colleja y también caerán algunas lágrimas. También es parte de la enseñanza.
Al final, volviendo a la mirada de este ultimo año, puedo decir, que he podido ver la poca confianza que nace de forma natural a la hora de vivir nuestro día a día, tomar según que decisiones, cumplir tus sueños o amar a los que más amas. Lo hacemos, si, pero con un espacio, donde sigue existiendo algo de miedo y de desconfianza. ¿Miedo y desconfianza a qué? A que nos pueda doler de alguna manera u otra.
La vida en sí, esta confiando continuamente en nosotros, de hecho, nosotros somos esa vida y como bien hemos dicho, incluso podemos ser consciente e ella. Mi pregunta es, ¿cuánto confió yo en mi vida?
La mayoría de patrones de pensamientos que se forman cuando siento miedo son de desconfianza. ¿Desconfiados a qué? A diferentes espacios que ocupan mi vida. Por lo tanto, en el fondo, desconfió de mi vida.
Muchos pueden parecer que no, ya que se auto-maquillan muy bien, pero si te paras a mirarlos, la mayoría de veces contienen un tras-fondo miedoso. Esto no me lleva a vivir una vida con nuevas experiencias de aprendizaje y un rango superior de consciencia. Ya que son patrones de mi mente que colocan barreras a mi vida, limitando mis posibilidades infinitas. Así que aquí viene uno de los pocos aprendizajes claros a compartir.
Observa la cadena de radio que suena en la cabeza, con sus diferentes frecuencias y únicamente estate atento aquellas que si sean interesantes, vibrantes, nuevas y cariñosas hacia tu propia experiencia de vida. Por otro lado, hay que practicar más el abrazarnos y atendernos. Cuando uno se abraza y se atiende, se respeta, se ama, se permite, descansa, baila, llora, comparte, se siente como se sienta, se permite una y otra vez, SER. Cuando uno se empieza a permitir ser quien es, de la forma que simplemente es, se empieza a diluir lentamente ese “personaje ficticio” que no tiene ningún sentido mantener y el cual nos nubla mucho saber quien somos en realidad.
Seguimos en la apasionada aventura de permitirnos ser. Confiando y abrazado mi vida
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